En 1904, Anna Borrelli empieza a trabajar en el taller de camisería para hombres de su tía, donde aprende el arte de la camisería, desde cómo hacer el perfecto “mouche” (la puntada del cuello) hasta la famosa camisa arrugada napolitana. Después de estos comienzos, en 1928, Anna abre un pequeño taller para un selecto grupo de clientes fieles.
En los años 40, se une a su hijo Luigi, al que le transmite todos los secretos de su negocio. Con Luigi, el negocio familiar empezó a crecer, centrándose de forma obsesiva en el proceso de producción de cada camisa. Todavía hoy Luigi habla de los tiempos en los que se dedicaba a observar los detalles de los productos de los competidores para que no se le escapara ninguno y también para aportar nuevas ideas con sus camisas tan artesanales. El crea un imperio “su misura” y en 1957 nace la Maison Luigi Borrelli, como el primer paso hacia un taller más industrial.
Creó prendas tan exclusivas, que eran las más deseadas por los entendidos en moda de lujo, utilizando tejidos de altísima calidad, y con extremo cuidado en los más pequeños detalles. Todo esto acompañado por su tradición en la técnica sartorial desembocó en un gran éxito para su nuevo taller, tanto, que Vittorio Emanuele hizo de la Maison Luigi Borrelli, proveedor de la Casa Real de Saboya, inscrita en el Registro de Proveedores Reales con el número 16, representado en todas sus prendas.
En 1977, Luigi Borrelli comienza con un proceso de expansión de la producción que abarcará desde americanas y trajes hasta jeans, prendas de punto y accesorios, ofreciéndole al hombre de Borrelli una garantía de máxima elegancia en cualquier circunstancia.
La apertura a los mercados internacionales llega con el sucesor de Luigi, su hijo Fabio. El negocio crece y se extiende por todo el mundo, manteniendo siempre la promesa de Fabio de continuar con la misma calidad y exclusividad del apreciado Made in Italy y por supuesto con la tradición sartorial napolitana , patrimonio mundial.
Desde sus principios y hasta nuestros días, el producto Borrelli ha pasado a ser parte integrante del armario del hombre más sofisticado y preocupado por la calidad y los detalles. Del hombre que le gusta conciliar el gusto elegante y refinado con el diseño más moderno.